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divendres, 4 de juliol del 2008

Filosofar sobre la experiencia de la práctica de la vida.

-El programa de la tradición filosófica clásica griega-

Un misatge d'en Joaquín Miras

Joan:

he leído el texto de tu blog. Habla en realidad de dos filósofos, de Epicuro y de Aristóteles: los capítulos 8 y 9 de la Etica a Nicómaco sobre la amistad. Tienes razón: tu amigo Joaquín confía más en esas filosofías que en las sicologías clínicas. De hecho en esas filosofías la palabra cerapein –therapein-, el verbo therapeuo es constantemente usado: con el sentido de tener cuidado de uno, de cuidar de uno mismo; de hecho therapaina quiere decir servidora o criada, la que cuida y Epicuro, cuando habla del deseo habla del cuidado del deseo -hay un libro de Marta Nussbaum sobre esas escuelas que se titula terapias del deseo, lo tengo pero no lo he leído, se me hizo menos apremiante tras leer a Hadot-.

La felicidad que recogen esos poemas y canciones que citas, ese concepto, sí es, como tú percibes, la continuidad de una tradición que se ha estado transmitiendo y defendiendo siglo tras siglo: los epicúreos, como Luis de León -ese es el secreto de su mejor poesía: La vida retirada, o el poema a su amigo Juan Grial, o el poema a la música- como Garcilaso, que no era muy allá como poeta, pero ahí tiene un carpe diem -aprovecha el instante-, de influencia de Ausonio un epicúreo, y Garcilaso, como Luis de León era lector de Epicuro y Lucrecio y ambos leían también al epicúreo Horacio.

Esta influencia está en otros muchos –me acabo de acordar de otro poema sobre los mismo mucho más potente, de Góngora-. En Francia es el gran poeta Ronsard un poeta del epicureismo, y seguro que hay muchos otros `poetas franceses epicúreos que no conozco, pero que sí conocen esos poetas franceses que tú citas. Por cierto que me acabo de encargar un libro de Quevedo que se titula Defensa del epicureísmo contra la común opinión.

Pero además en tu blog está esa cita de la Odisea. Yo leí la Odisea después de leer la Iliada. Tuve la suerte de que hubiese un trozo de la Iliada en el libro de reválida de bachillerato –una antología de textos- y leí ahí el diálogo de Héctor con Andrómana. Tres años después me lo compré porque no pude olvidarlo –y mi hijo se llama Héctor, claro-. Pero a parte de ese diálogo que está en el canto 6, me encontré con un extraño amor a la vida y al mundo. El amor a la vida y el reconocimiento de la fragilidad de la vida, que es lo único que tenemos los mortales, se ve en los comentarios del narrador ante las muertes terribles de los individuos en las batallas: se pierde la dulce vida que es lo único que se tiene, y en muchos diálogos. También amor a lo que han hecho las manos de los hombres; de pronto se pone a contar lo hermosa que era una copa de barro, o un cántaro, o lo hermosas que eran las grabaciones que llevaba un bastón , o las de unas grevas de estaño para las pantorrillas y el gusto por el disfrute de las cosas.

Me di cuenta, gracias a eso, que una abuela mía era así: Tenía una cocina de gas sin quemadores, el fuego salía a chorro. Una vez que le pregunté: ¿y ese fuego? Me dijo: ¿ves tú que hermoso?. Bebía un vaso de agua y decía, de corazón, qué rica, y cuando salía el chorro del grifo de cobre, me decía, ¿ves tú qué hermosa?. Recuerdo que una vez le señalé una bombilla encendida, a la que le faltaba pantalla porque le quería preguntar por qué no tenía pantalla –no lo encontraba yo bien, eso- pero solo le dije: ¿y esa bombilla?. Me respondió: ves tú que luz tan hermosa da?. O sea, el mundo estaba lleno de cosas hermosas, que se podían disfrutar y admirar, de inmediato. Y esto me lo volví a encontrar en la Iliada y luego en estas filosofías. Eso a parte de Héctor, que tiene la grandeza de saber mirar a la adversidad, y saber que su mundo está perdido, pero no por eso dejar de luchar.

Luego olvidé bastantes de estas cosas por años: cuesta mucho aprender toda esta sabiduría, pero está en esa tradición griega, desde los textos más antiguos: ese jardín de frutales de la Odisea, que pone olvido del oro y del cetro por decirlo con Luis de león. Como ves, el texto de tu blog es muy hermoso: muy evocador de cosas. Gracias.

Dopo

En Pep Traverso va escriure aquestes paraules dies després de la jornada "Democràcia y socialisme" organitzades per Espai Marx. Les socialitzo amb un mica de retard.


DOPO

A Tafalla le gusta imaginar este momento en que estamos como una travesía en el desierto, una larga travesía que dura ya más de treinta años, le he oído pronunciarla en diferentes ocasiones por lo que la imagen parece estar consolidada. Me pregunto cómo y por qué echamos mano de este tipo de imágenes para concretar, compactar o simplificar el campo, amplio, de nuestra vida social o personal. ¿Se trata de una ventaja o de un inconveniente? ¿Qué perdemos y que ganamos? ¿De dónde surge esa necesidad humana de blindar nuestro turbio acontecer con la luz de una imagen más o menos poética?

Si damos la (tafalliana) imagen por buena, podremos afirmar que en la Jornada sobre Democracia y Socialismo hicieron parada en el mismo oasis distintas caravanas cuyos viajeros intercambiaron experiencias y conocimientos, hablaron del desierto a la luz de la lumbre; si algún viajero hubiera preferido quedar acurrucado en su saco de dormir habría observado momentos de risas contagiosas, de asentimiento, de seriedad o de recogimiento ante lo que aparece como discutible, como cuando Fernández Liria planteó que el sueño de un hombre nuevo, de una nueva forma de hacer estado y razón se convierte rápidamente en pesadilla si atravesamos determinadas fronteras; cuando trazó un límite infranqueable en los derechos del hombre, en las formas parlamentarias, en los imperativos morales, un non plus ultra para evitar el misticismo, la locura, la masacre…

Hace ya tiempo que las caravanas caminan y el lugar de origen aparece cada vez más desdibujado, se habla cada vez menos del pasado remoto y más del cercano ayer o del próximo mañana, quizás por ello alguien se ha empeñado en plantar árboles en la medida que las condiciones climatológicas lo permiten, árboles que a vista de pájaro aparecen como una línea de puntos verdes, como un bosque puesto en fila, puntos de apoyo y guía para gigantes futuros.

No hay duda que “el volver a empezar” ya está aquí, ya estamos en marcha, ya se habla, se piensa y se hace sobre el ahora, esto se mueve. Y en ese movimiento aparecen rastros que amenazan de desaparición y alguien se deja la vista colocando pinzas en los tendederos de la historia; hay otra gente que habita el cotidiano luchar, pensar, resistir humanamente, sin preocuparse de la Historia y también nacen flores resistentes como la del anticapitalismo que asombra por su potencial belleza.

[Hace más de treinta años, casi cuarenta, en tiempos de clandestinidad, me invitaron a una secreta reunión de obreros y obreras jóvenes en un pueblecito de los alrededores de Barcelona; cada sábado se reunían para leer y discutir en grupo; en aquella ocasión leían el libro de Maurice Dobb, Estudios sobre el desarrollo del capitalismo, se llamaban a si mismos, anticapitalistas]

Fin de la historia. Quería agradeceros la cordialidad y camaradería con que me acogisteis, hasta la próxima. Josep Traverso.


dijous, 3 de juliol del 2008

Le temps des cerises en toute saison


Continuïtats. Nota trilingüe[1].

El meu amic Joaquim m’ha fet un regal per que m’entretingui en els breus intervals que em deixi el meu treball de recerca a la Préfecture de Police de Paris. Es tracta del llibre d’Emilio Lledó “El epicureismo”[2]. De fet, en Joaquín, que confia més en la filosofia que en les teràpies psicològiques, psiquiàtriques o psicoanalítiques, durant la crisi que ha patit recentment una de les persones que jo m’estimo més en aquest món, em va recomanar vivament la lectura d’ Epicur.

Jo li vaig fer cas i vaig trobar consol en les Màximes. De fet hi vaig trobar tant de consol que vaig donar-li les obres d’Epicur a aquesta persona que estimo tant. Per les converses que he tingut amb aquesta persona, no crec que encara les hagi llegit. El seu estat no li permetia. Espero que si les llegeix ara, li facin profit.

Epicur practica una filosofia que permet que fins i tot un ruc com jo pugui parlar de filosofia. Es una filosofia per a la vida bona. De fet fa possible la màxima kantiana ( crec ) i gramsciana (afirmo) de que tot home es filòsof. Màxima que d’altra banda presideix la meva recerca sobre el pensament popular en els vells arxius de la Préfecture de Police. Elitistes rigueu: he dit “pensament popular”.

Bé a allò que anava. El llibre d’Emilio Lledó m’ha interessat prou com per que me’l llegís durant els cinc descansos que vaig fer en el meu solitari recorregut entre Sabadell i Paris. Es de lectura ben fàcil i, com dic, fins i tot jo crec haver-lo entès.

Entre les seves planes he trobat una cita que no em resisteixo a socialitzar als pocs i escollits lectors d’aquest blog[3]. Diu Lledó que en el cant VII de l’Odissea “... hay un paisaje de extraordinaria belleza, de sorprendente modernidad poética, y que expresa ese sueño de felicidad, concentrado en unas cuantas imágenes...”. El passatge en qüestió diu així:

Ahí han crecido grandes y florecientes árboles: perales, granados, manzanos de espléndidas pomas, dulces higueras y verdes olivos. Los frutos de estos árboles no se pierden ni faltan, ni en invierno ni en verano: son perennes; y el céfiro, soplando constantemente, a un tiempo mismo produce unos y madura otros. La pera envejece sobre la pera, la manzana sobre la manzana, la uva sobre la uva y el higo sobre el higo”.

Des de fa molts anys havia considerat que la cançó “El temps des cerises”, era una espècie de sinònim de la felicitat. De fet fa molts anys que no me la trec del cap i que la canto “por lo bajinis” cada cop que em sento feliç, o crec que ho seré de forma immediata. De fet això em passa des de que la Monserrat Roig amb el títol del seu llibre em va ensenyar l’existència d’aquesta cançó. Ara després, de descobrir aquesta cita d’Homer gràcies a Lledó i a en Joaquín, no puc estar-me de comparar-les i d’establir una continuïtat clara entre la concepció grega de la felicitat i la concepció que sobre aquest mateix fet tenia el músic popular parisenc del segle XIX, Jean-Baptiste Clément autor de la cançó. Republicà i communard ell. Reprodueixo aquí la lletra per a demostrar-ho:

Quand nous chanterons le temps des cerises
Et gai rossignol et merle moqueur
Seront tous en fête
Les belles auront la folie en tête
Et les amoureux du soleil au cœur
Quand nous chanterons le temps des cerises
Sifflera bien mieux le merle moqueur
Mais il est bien court le temps des cerises
Où l'on s'en va deux cueillir en rêvant

Des pendants d'oreilles
Cerises d'amour aux robes pareilles
Tombant sous la feuille en gouttes de sang
Mais il est bien court le temps des cerises
Pendants de corail qu'on cueille en rêvant
Quand vous en serez au temps des cerises

Si vous avez peur des chagrins d'amour

Evitez les belles
Moi qui ne crains pas les peines cruelles
Je ne vivrai pas sans souffrir un jour
Quand vous en serez au temps des cerises
Vous aurez aussi des peines d'amour


J'aimerai toujours le temps des cerises
C'est de ce temps-là que je garde au cœur
Une plaie ouverte
Et Dame Fortune, en m'étant offerte
Ne saura jamais calmer ma douleur
J'aimerai toujours le temps des cerises
Et le souvenir que je garde au cœur

Si la voleu escoltar i veure cantada per un grup després d'una manifestació de l'1 de maig, mireu:





I ara, per acabar, una tercera continuïtat. És la que ens ofereix Georges Brassens, un altre dels meus poetes- filòsofs consoladors. Llegiu les paraules de la seva canço “Becassine”, sobretot les paraules finals de les estrofes parelles:

Bécassine

Un champ de blé prenait racine
Sous la coiffe de Bécassine,
Ceux qui cherchaient la toison d'or
Ailleurs avaient bigrement tort.
Tous les seigneurs du voisinage,
Les gros bonnets, grands personnages,
Rêvaient de joindre à leur blason
Une boucle de sa toison.
Un champ de blé prenait racine
Sous la coiffe de Bécassine.

C'est une espèce de robin,

N'ayant pas l'ombre d'un lopin,
Qu'elle laissa pendre, vainqueur,
Au bout de ses accroche-cœurs.
C'est une sorte de manant,
Un amoureux du tout-venant
Qui pourra chanter la chanson
Des blés d'or en toute saison
Et jusqu'à l'heure du trépas,
Si le diable s'en mêle pas.

Au fond des yeux de Bécassine

Deux pervenches prenaient racine,
Si belles que Sémiramis
Ne s'en est jamais bien remis'.
Et les grands noms à majuscules,
Les Cupidons à particules
Auraient cédé tous leurs acquêts
En échange de ce bouquet.
Au fond des yeux de Bécassine
Deux pervenches prenaient racine.

C'est une espèce de gredin,
N'ayant pas l'ombre d'un jardin,
Un soupirant de rien du tout
Qui lui fit faire les yeux doux.
C'est une sorte de manant,
Un amoureux du tout-venant
Qui pourra chanter la chanson
Des fleurs bleu's en toute saison
Et jusqu'à l'heure du trépas,
Si le diable s'en mêle pas.

A sa bouche, deux belles guignes,
Deux cerises tout à fait dignes,
Tout à fait dignes du panier
De madame de Sévigné.
Les hobereaux, les gentillâtres,
Tombés tous fous d'elle, idolâtres,
Auraient bien mis leur bourse à plat
Pour s'offrir ces deux guignes-là,
Tout à fait dignes du panier
De madame de Sévigné.

C'est une espèce d'étranger,
N'ayant pas l'ombre d'un verger,
Qui fit s'ouvrir, qui étrenna
Ses joli's lèvres incarnat.
C'est une sorte de manant,
Un amoureux du tout-venant
Qui pourra chanter la chanson
Du temps des ceris's en tout' saison
Et jusqu'à l'heure du trépas,
Si le diable s'en mêle pas.

C'est une sorte de manant,
Un amoureux du tout-venant
Qui pourra chanter la chanson
Du temps des ceris's en tout' saison
Et jusqu'à l'h
eure du trépas,
Si le diable s'en mêle pas.

Ara digueu-me que se me’n va la bola! Mira que trobar continuïtats entre Homer, Clement i Brassens ..!

Sabeu que us contestaré ? Doncs que potser teniu raó… Pero ara ja està escrit o sigui que el penjo.



[1] La nota es trilingüe com jo. Bé exagero en realitat sóc bilingüe i mig. Pel francès, ho dic pel francès.

[2] LLEDO, Emilio, El Epicureismo, Ed. Taurus, Madrid, 2005. Primera edición en 2003.

[3] Per una vegada i que no senti precedent, podeu sentir-vos formant part d’una elit.