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dimecres, 5 d’agost del 2009

Una petita selecció de texts estoics comentada per en Josep Traverso.

L’amic Pep, que des de Mallorca segueix els meus treballs en la tesi sobre les influències filosòfiques de Coupé de l’ Oise sap que hi cerco influències estoiques. Per això em fa el favor d’enviar-me i presentar en dos curts missatges sobre aquest tema i una selecció de textos d’aquesta escola. Gràcies per l’ajut, Pep!

L'ami Pep, qui suive dès Mallorca mes travaux sur les influences philosophiques de Coupé de l'Oise, sait que j'y cherche des influences estoiques. C'est pour ça qu'il m'a fait le faveur de m'envoyer deux courts messages sur ce sujet et une selection de textes de cette école.

Un gran merci de ton aide, Pep!

20 de juny de 2009

Estimat Joan,

t'envio una selecció de cites sobre el pensament de Zenó de Citio, el fundador de l’estoïcisme; estan tretes del llibre de l'editorial Gredos Los estoicos antiguos. No sé si et seran d'utilitat, la selecció ha estat molt aleatòria, qüestions que m'han semblat importants, fonts que m'han semblat coherents...les notes a peu de pàgina són les del llibre, les he inclòs quan m'ha semblat que et podien ser útils.
Un se n'adona que això que es diu que els estoics vivien conforme a la natura és un tòpic que necessita ser aclarit. Hem de pensar que aquest moviment, aquesta secta o aquest pensament va sobreviure a Grècia i es va implantar a Roma. És viu durant centenars d'anys, i va ser una de les formes d'entendre el món que es van trobar els cristians i davant la qual necessàriament es van haver de posicionar; la relació cristianisme/estoïcisme me sembla de gran complexitat però interessantíssima. Només un exemple, els cristians devien potenciar la idea d'un únic déu de l'estoïcisme i a la vegada rebutjaven la identificació de déu i natura. Aquest monisme és ben present a l'estoïcisme antic.
La distància entre Zenó i Coupé segurament serà abismal però es poden rastrejar "aires de familia".Jo ara llegiré Les Meditacions de Marc Aureli, l'emperador estoic del segle II (?) i estimadíssim de Pierre Hadot, aquí trobarem, pot ser, un estoïcisme diferent, més arrodonit i suau en les formes, més interioritzat que el de l' estoa antiga i llegiré Les idées simples de Constitution de Coupé a veure que trobo.

Una abraçada, Pep

21 de juny de 2009

Hola Joan,

Aquest matí m'he posat a llegir Marc Aureli i confirmo les intuïcions que tenia, ens trobem aquí amb un estoïcisme a lo clàssic; l'home forma part d'un tot, aquest tot és la natura i del que es tracta és d'adaptar-se a aquest bé universal i de no deixar-se arrossegar per les pertorbacions que ens allunyarien de la participació en aquest tot..

Segurament, connectat amb això hi ha un cosmopolitisme humà, social paral·lel al lligam que ens uneix a tots en la natura. Conèixer aquesta natura no sembla ser massa important si no és per protegir-nos i adequar-nos millor. En el fons l'espectacle de la natura sembla ser el mateix, a la vegada que tot flueix. Hi ha també una reivindicació de l'instant, és l'únic que tenim, el passat ja no hi és, del futur no sabem res, per tant hem de viure l'instant i viure'l d'una forma determinada...

La filosofia adquireix una importància cabdal, sembla la única capaç d'ajudar-nos en aquesta dura tasca del viure: "ésta [la filosofía] consiste en conservar el dios interior sin ultraje ni daño, para que triunfe de placeres y dolores, para que no obre al acaso, y se mantenga lejos de toda falsedad y disimulo" Marc Aureli.

Aquí la filosofia es converteix en una mena de exercici espiritual, en una mena de viatge a l'interior, això és el que plau tant a Pierre Hadot. Jo no estic gaire segur que això coincideixi amb el que Joaquin defineix com a saber praxeològic; no estic gaire segur però crec que hi ha un trencament amb l'exterior o com a mínim un balanceig molt acusat cap al dedins.

Penso que una filosofia com aquesta pot ser útil, cridanera, en temps de crisi o de derrota: sentir-se unit en profunditat amb la natura, formant part d' ella, aquesta posició t'allunya de les turbulències polítiques i et pot oferir un cau on protegir-te donat que els esdeveniments apareixen com a ingovernables, immodificables.

La mort, com et pots imaginar és ben present en aquest tipus de pensament.

Per cert, la prosa marc-aureliana és ben guapa: "El tiempo de la vida humana es un punto: la sustancia, fluente; la sensación, oscurecida; toda la constitución del cuerpo, corruptible; el alma, inquieta; el destino, enigmático; la fama, indefinible; en resumen, todas las cosas propias del cuerpo son a manera de un río; las del alma, sueño y vaho; la vida, una lucha, un destierro; la fama de la posteridad, olvido." Llibre, II.

Estarem en contacte, bon acabament de curs, una abraçada.

Pep

Extractos de Los estoicos antiguos

Madrid, Biblioteca Clásica Gredos, 19 .

Trepitatio, vuelo ciego de pájaros asustados”

Zenón de Citio

A éste no lo domó el frígido invierno ni la lluvia incesante,

ni el ardor del sol, ni la horrible enfermedad,

ni la fiesta cara al pueblo, mas, incansable,

al estudio se consagró noche y día.”

“Devora un pan con higos y bebe agua.

Filosofa, en efecto, con insólita filosofía:

enseña a sufrir hambre y capta discípulos.”

“Al preguntársele por qué, siendo serio como era, solía reír sin embargo en los banquetes, contestó: Hasta los altramuces, sendo amargos, se tornan dulces al ser remojados”.

Séneca, Sobre los beneficios.

“Bien sabido es que Homero tuvo un esclavo, Platón tres, y ninguno Zenón, con quien se inició la rígida y viril sabiduría de los estoicos”.

Plutarco, Sobre las contradicciones de los estoicos.

“Aun cuando, para decirlo en pocas palabras, muchas cosas fueron escritas por el propio Zenón, muchas por Cleantes y muchísimas por Crisipo acerca del Estado, del ser mandado y el mandar, del sentenciar y el pronunciar discursos, no es posible hallar en la vida de ninguno de ellos ni estrategia, ni legislación, ni presentación en la asamblea, ni defensa ante los jueces, ni guerra por la patria, ni embajada, ni don voluntario, sino que, como quien degusta en condición de huésped cierto lote de ocio, pasaron toda su no breve vida sino larguísima vida, en conversaciones, libritos y paseos. Y no es un secreto que vivieron de acuerdo con los escritos y dichos de otros más que con los de ellos mismos”.

Cicerón, En defensa de Murena.

“[Consideraba Zenón] que el sabio nada opina, de nada se arrepiente, en nada se equivoca, nunca cambia de idea”.

Estobeo, Églogas.

“Y sostienen que no cambia de idea, ya que posee entendimiento… ni muda en ningún sentido ni se retracta ni vacila”.

Numenio, en Eusebio, Preparación evangélica.

“Como esta doctrina de la representación comprensiva fuera inventada por él [Zenón], al ver [Arcesilao] que gozaba de gran fama en Atenas, se esforzó por todos los medios en refutarla”.

Sexto Empírico, Contra los matemáticos.

“Representación comprensiva es la impresa y grabada a partir de lo que es y de acuerdo con lo que es, como no puede serlo la que [proviene] de lo que no es”.

Cicerón, Académicos posteriores.

“No prestaba fe [Zenón] a todas las representaciones, sino sólo a aquellas que presentan ciertas características propias de las cosas que se pueden ver. A esta representación, pues, que por sí misma se discierne la llamaba “comprensible” (¿entendéis esto? - Sin duda, digo, pues ¿de qué otro modo s podría traducir kataleptón?). Pero cuando ella había sido ya acogida y aprobada, la llamaba “comprensión”, semejante a las cosas que con la mano se agarran. De aquel nombre había sacado también éste, siendo así que nadie había usado antes esa palabra en tal asunto. Y él mismo utilizó muchas palabras nuevas (pues decía cosas nuevas): aquello que era captado por el sentido lo llamaba “sensación”, y si de tal modo era captado que no pudiera ser ya desarraigado de la razón, lo denominaba “ciencia”, en caso contrario, “ignorancia”. De ésta surgía igualmente la “opinión”, que es débil y está mezclada con lo falso y lo desconocido. Pero entre la ciencia y la ignorancia colocaba aquella “comprensión” a la que me he referido, y a ésta no la contaba entre las cosas buenas ni entre las malas, pero decía que sólo a ella se debe dar crédito. Por eso, también prestaba fe a los sentidos, ya que, como antes dije, la comprensión basada en los sentidos le parecía no sólo verdadera, sino también fiel, no porque captara todo lo que hay en el objeto, sino porque no pasaba por alto nada de lo que a ella pudiera someterse y porque la naturaleza le otorgó la norma de la ciencia y el principio de la misma, por medio de los cuales se imprimirían luego en las almas las nociones de las cosas, a partir de las que no sólo se revelarían los principios, sino también ciertos caminos más amplios para hallar la razón [de ser de las cosas]. Excluía, pues, de la virtud y de la sabiduría el error, la ligereza, la ignorancia, la duda, la sospecha y, en una palabra, todo cuanto fuera ajeno a un firme y constante asentimiento.”

Cicerón, Sobre la naturaleza de los dioses.

“Arcesilao, al considerar falsas todas las cosas que se ven con los sentidos, acosaba a Zenón; éste, empero, [decía] que algunas imágenes son falsas, pero no todas”.

Estobeo, Églogas.

“Zenón [y sus seguidores] dicen que los conceptos no son cosas ni cualidades, sino representaciones del alma al modo de cosas y cualidades. Ellos eran denominados “ideas” por los antiguos. Hay, en efecto, ideas de los objetos que caen bajo los conceptos, como, por ejemplo, de los hombres, de los caballos: y, para hablar más genéricamente, de todos los animales y de las demás cosas de las cuales se dice que hay ideas. Pero los filósofos estoicos dicen que éstas no tienen existencia real y que nosotros participamos [en la producción] de los conceptos y encontramos los casos de los llamados nombres comunes”.

Cicerón, Académicos primeros.

“Niega, en efecto, Zenón que vosotros sepáis algo. ¿Cómo?, preguntarás. Porque nosotros sostenemos que incluso el tonto comprende muchas cosas. Pero negáis que alguien sepa cosa alguna sino el sabio. Y esto, por cierto, Zenón lo llevaba a cabo con el gesto. Pues, mostrando la mano opuesta con los dedos extendidos, decía: “Así es la representación”. Después, contrayendo un tanto los dedos: “Así, el asentimiento”. Luego, cerrándola por completo y apretando el puño, decía que esa era la comprensión. Y gracias a este símil, le impuso a ésta el nombre de katálepsis, que antes no existía. Acercando, en fin, la mano izquierda y apretando el puño con pericia y fuerza, decía que así es la ciencia, de la cual nadie goza sino el sabio”.

Diógenes Laercio.

“La llaman ciencia, comprensión firme o disposición en la aceptación de las representaciones que no puede cambiar por obra del raciocinio”.

Sexto Empírico, Contra los matemáticos.

“La ciencia, la opinión y la comprensión, ubicada en los límites de ambas..la comprensión en medio de ellas”.

Cicerón, en Diomedes Gramático.

“Arte es una construcción de percepciones ejercitadas con la única finalidad de ser útil en las cosas que atañen a la vida”.

Sexto Empírico, Contra los matemáticos.

“De allí, pues, que también Zenón de Citio, habiéndose preguntado en qué se diferencia la dialéctica de la retórica, cerrando la mano y después abriéndola, dijo: “En esto”, queriendo dar a entender, mediante el cierre [de la mano] la propiedad ordenadora, precisa y escueta de la dialéctica, y mediante la apertura y el despliegue de los dedos, el anchuroso [cauce] de la fuerza retórica”.

Diógenes Laercio, VII.

“Paréceles a éstos que los principios de las cosas son dos: lo que hace y lo que padece. Lo que padece es la sustancia sin cualidades, la materia. Lo que hace es la razón que hay en ella, dios. Éste es, en efecto, eterno, y plasma cada cosa por medio de aquélla toda. Sienta esta tesis Zenón de Citio en el Sobre la sustancia.

Aecio.

“Zenón, hijo de Mnáseas, sítiense, dice que los principios son dios y la materia, de los cuales el uno es la causa del hacer, y la otra del padecer, pero que los elementos son cuatro”.[1]

Estobeo, Églogas I.

“De Zenón: “La sustancia es la materia primera de todos los entes; toda ella es eterna, y no crece ni decrece. Pero sus partes no siempre permanecen iguales, sino que se dispersan y se concentran. Por medio de ella se difunde la Razón del Todo, a la que algunos llaman Destino, como la simiente en la procreación”.

Calcidio, Comentario al “Timeo” de Platón.

Los estoicos [opinan] que dios es, sin duda, lo que es la materia o también que dios es una cualidad inseparable de la materia y que él mismo transita a través de la materia como el semen a través de los órganos genitales”.

Aecio, I.

“Zenón y quienes lo siguen [afirmaban] que dentro del Universo no hay vacío alguno, y fuera de él, un [vacío] infinito. Vacío, lugar y espacio se diferencia: el vacío es la ausencia de un cuerpo; el lugar, lo ocupado por un cuerpo; el espacio, lo ocupado por sus partes, como [lo que ocupa] un tonel de vino”.

Diógenes Laercio, VII.

El universo nace cuando, a partir del fuego, la sustancia se transforma en humedad a través del aire. Luego, la parte espesa de éste, al condensarse, acaba por producir la tierra, y su parte ligera se vuelve aire; y éste, al tornarse más ligero todavía, engendra el fuego. Después, al mezclarse, de ellos nacen plantas, animales y los otros géneros.

Acerca de la generación y la corrupción del Universo habla, en efecto, Zenón en el Sobre el Universo.

Filón, Sobre la eternidad del mundo.

Teofrasto, en verdad, dice que quienes defienden la generación y corrupción del mundo son engañados por cuatro máximos [acontecimientos]: la desigualdad de la tierra, el retroceso del mar, la descomposición de cada una de las partes del Todo, la muerte de las familias de animales terrestres. […] En lo que toca al cuarto y restante raciocinio, dicen que así debe exponerse con exactitud: si el mundo fuera eterno, también serían eternos los animales y, con mucha mayor razón, el género humano en la medida en que es mejor que los demás. Sin embargo, quienes desean investigar las cosas de la naturaleza lo consideran como el último engendrado. Es, en efecto, verosímil y, más aún, necesario, que las artes coexistan como contemporáneas con los hombres, no sólo porque, gracias a su naturaleza racional, les corresponde en propiedad lo metódico, sino también porque no les es posible vivir sin ellas. Veamos, por tanto, los tiempos de cada una, despreciando los mitos relatados en las tragedias sobre los dioses…Si el hombre no es eterno, tampoco ningún otro animal, de manera que tampoco lo serán las regiones indicadas: la tierra, el agua y el aire. Por lo cual resulta evidente que el mundo es perecedero”.

Sexto Empírico, Contra los matemáticos.

“Y de nuevo dice Zenón: “[Si] lo racional es mejor que lo no-racional, nada, sin embargo, es mejor que el universo. Por consiguiente, el universo es racional”. Y lo mismo sucede con lo que participa de la inteligencia y de la animación. “Lo inteligente, en efecto, es mejor que lo no inteligente y [lo] animado que lo no animado. Pero nada hay mejor que el universo. Por consiguiente, el universo es inteligente y animado”.

Estobeo, Églogas I.

Zenón dice que el sol, la luna y cada uno de los otros astros son inteligentes y sabios, ígneos pero de un fuego artístico. Hay, en efecto, dos clases de fuego: uno, ajeno al arte, que transforma el alimento en su propia [sustancia], y otro, por el contrario, artístico, que hace crecer y conserva, como el que se encuentra en las plantas y los animales, el cual es naturaleza y alma. De semejante fuego está hecha la sustancia de los astros”.

Eusebio, Preparación evangélica XV.

Zenón dice que el esperma que el hombre emite, pneûma con humedad, es parte y fragmento del alma, mezcla del esperma de sus progenitores y fusión total de las partes del alma. Al tener, en efecto, las mismas proporciones que el Universo, cuando es lanzado hacia la matriz, favorecido por otro pneûma, las partes del alma de la hembra se vuelven connaturales a él, y lo engendran en secreto, y al ser movido y reanimado por aquél, adquiere de continuo humedad y con ella se acrecienta.”

Aecio, Opiniones V.

Zenón [sostiene que las mujeres] emiten materia húmeda, como si transpiraran a causa de los ejercicios gimnásticos, y aquélla no es, sin duda, simiente generatriz”[2].

Crisipo, en Nemesio, Sobre la naturaleza del hombre.

“La muerte es la separación del alma con respecto al cuerpo. Pero nada incorpóreo se separa del cuerpo, ya que lo incorpóreo tampoco está en contacto con el cuerpo. Es así que el alma no sólo está en contacto con el cuerpo, sino que además se separa de él. Por consiguiente, el alma es un cuerpo”.

Eusebio, Preparación evangélica.

Zenón explica, por tanto, de modo semejante a Heráclito, que el alma es una exhalación, y con ello afirma que es capaz de sentir, porque la parte directriz de la misma puede ser determinada [en su tamaño] por los entes y los existentes a través de los sensorios y acoger [sus] impresiones.

Jámblico, Sobre el alma, en Estobeo, Églogas.

Pero, en verdad, los filósofos que [derivan] de Crisipo y Zenón y todos cuantos piensan que el alma es un cuerpo comparan las facultades con las cualidades que están en un sustrato y consideran al alma como sustancia subyacente a sus facultades. Con estas dos [realidades] desemejantes construyen una naturaleza combinada.

Temistio, Paráfrasis al “Sobre el alma” de Aristóteles.

[…] Sin embargo, todavía le queda a Zenón cierta disculpa cuando dice que toda el alma está derramada a través de todo el cuerpo y no cree que su salida [pueda producirse] sin la destrucción del compuesto.

Epifanio, contra las herejías.

“Zenón sítiense, el estoico, sostenía que no se deben erigir templos a los dioses, sino conservar lo divino sólo en la inteligencia; más aún, cree que la inteligencia es lo divino…[ella], en efecto, es inmortal”.

Agustín, Contra los académicos.

“Por lo cual, al deleitarse Zenón en cierta opinión suya acerca del mundo y, sobre todo, del alma, ante la cual está en guardia la verdadera filosofía, diciendo que ella es mortal, que nada existe más allá del mundo sensible, y que en él nada se hace sino con el cuerpo, pues consideraba que el mismo Dios es fuego…”

Jámblico, Sobre el alma, en Estobeo, Églogas.

“Una vez más acerca de la inteligencia y de todas las potencias superiores del alma, dicen los estoicos que la razón no surge inmediatamente, sino que se consolida más tarde, alrededor de los catorce años, a partir de los sentidos y de las representaciones”.

Cicerón, Sobre la naturaleza de los dioses.

“Éste mismo [Zenón] en otro lugar dice que el éter es Dios”.

Clemente de Alejandría, Protréptico.

“Tampoco he de pasar por alto, en verdad, a los secuaces del Pórtico, los cuales sostienen que lo divino se derrama a través de toda la materia, inclusive de la más despreciable. Estos siempre deshonran la filosofía”.

Cicerón, Sobre la naturaleza de los dioses.

“Zenón opina que la ley natural es divina y que se manifiesta al mandar lo justo y prohibir lo contrario”.

Cicerón, Sobre la naturaleza de los dioses.

“También por otra razón, y física por cierto, surgió una gran multitud de dioses que, revestidos de forma humana, proveyeron de fábulas a los poetas, mientras henchían la vida de los hombres con toda clase de superstición. Y este tema, tratado por Zenón, fue después explicado por Cleantes y Crisipo con abundantes palabras”.

Cicerón, Sobre la naturaleza de los dioses.

“Zenón, por tanto, define la naturaleza de tal modo que dice que ella es un fuego artístico que marcha hacia delante en su camino para engendrar. Opina, en efecto, que es en gran manera propio del arte crear y engendrar, y aquello mismo que en las obras de nuestras artes hace la mano, lo hace mucho más artísticamente la naturaleza, esto es, como he dicho, el fugo artístico, maestro de las demás artes.”

Diógenes Laercio.

“En torno a esto, Zenón fue el primero que en [su obra] Sobre la naturaleza del hombre dijo que fin es vivir de acuerdo con la naturaleza, lo cual es vivir según la virtud. A ésta, en efecto, nos lleva la naturaleza.”

Estobeo, Églogas.

“Zenón define así el fin: “Vivir de modo coherente”, esto es, “vivir según una norma y de acuerdo con ella”, ya que de modo contradictorio viven quienes son desdichados.”

Estobeo, Églogas.

“Zenón definía la felicidad de esta manera: “La felicidad es el buen decurso de la vida”.

Cicerón, Disputaciones tusculanas.

“Nada es malo, dice [Zenón], sino lo que es torpe y vicioso… Nunca algo, dice, molesta, aunque duela, si conduce a la vida feliz, la cual consiste solamente en la virtud. [El dolor], sin embargo, se ha de rechazar. ¿Por qué? Es áspero, contrario a la naturaleza, difícil de tolerar, triste y duro.”

Cicerón, Sobre el supremo bien y el supremo mal.

“Magníficamente es expresado esto por Zenón, como por un oráculo: “La virtud, [que sirve] para vivir bien, así misma se basta”.”

Cicerón, Académicos posteriores.

“Zenón, por consiguiente, de ningún modo era capaz de cortar los nervios de la virtud, como [lo hace]Teofrasto, sino que, por el contrario, ponía todo lo que es necesario para la vida feliz en la sola virtud, y no consideraba como un bien ninguna otra cosa ni l llamaba honesta, porque el bien es algo simple, solo y único”.[3]

Estobeo, Églogas.

“Dice Zenón que estas son las cosas que participan de la esencia y que de los entes unos son buenos, otros malos y otos indiferentes. Buenos son los siguientes: sabiduría, templanza, justicia, valentía y todo lo que es virtud o participa de la virtud. Males, en cambio, son: demencia, incontinencia, injusticia, cobardía y todo lo que es vicio o participa del vicio. Indiferentes son los siguientes: vida, muerte, fama, deshonra; dolor, placer, riqueza, pobreza; enfermedad, salud y cosas semejantes a éstas”.

Estobeo, Églogas.

“Entre las cosas que tienen valor, algunas tienen mucho y otras, poco. De igual modo, también, entre las que tienen disvalor, algunas tienen mucho y otras poco. A las que tienen mucho valor se las llama “preferibles”; a las que tienen mucho disvalor, “despreciables”, habiendo sido Zenón el primero que estableció tal denominación para las cosas. Dicen que es “preferible” aquello que, siendo indiferente, escogemos mediante un raciocinio de preferencia. Y que lo mismo vale para lo “despreciable”, y que los ejemplos son iguales por analogía. Pero ninguno de los bienes es preferible, porque ellos tienen en sí el valor máximo. Lo preferible, al tener el segundo puesto y valor, se acerca de alguna manera a la naturaleza de los bienes. Porque, en palacio, el rey no es “preferible” sino los que vienen después que él. Las cosas se llaman “preferibles” no porque lleven a alguien a la felicidad o porque contribuyan a ello, sino porque nos resulta necesario elegir las cosas que son contrarias a las “despreciables”.

Cicerón, Académicos posteriores.

“Y aun cuando los anteriores afirmaban que no toda la virtud consiste en la razón, sino que algunas virtudes llegan a la perfección gracias a la naturaleza o a la costumbre, éste [Zenón] las ponía todas en la razón. Y aun cuando aquéllos consideraban que se pueden separar los géneros de virtud que más arriba indiqué, él argumentaba que ni siquiera se puede hacer esto de manera alguna; que no sólo el ejercicio de la virtud, es, como sostenían los anteriores, por sí mismo insigne, sino también el hábito y que tampoco es posible que la virtud esté presente en alguien sin que éste la utilice siempre.”

Plutarco, Sobre las contradicciones de los estoicos.

“Zenón deja mayor número de virtudes diferentes, igual que Platón, como sabiduría, coraje, templanza, justicia, que son inseparables, y otras que difieren entre sí. Al definir luego cada una de ellas, explica que coraje es sabiduría [en lo que se ha de soportar; que…es sabiduría en] lo que se ha de ejecutar; que la justicia es sabiduría en lo que se ha de distribuir, como si fuera una sola virtud, que parece diferir por sus relaciones con las cosas, según la acción.”

Diógenes Laercio.

“La pasión misma es, según Zenón, tanto un movimiento irracional y connatural del alma como un impulso inmoderado.”

Cicerón, Disputaciones tusculanas.

“Pertenece, pues, a Zenón esta definición según la cual la perturbación que él llama páthos es un sacudimiento del alma, desviado de la recta razón. Algunos, más brevemente, [dicen que] la perturbación es un apetito bastante vehemente”.

Estobeo, Églogas.

“Como el estoico Zenón la definía: la pasión es un apetito excesivo. No dice que sea “excesivo por naturaleza”, sino que está ahora en exceso, pues no existe en potencia, sino en acto. La definía también así: la pasión es una perturbación del alma, comparando la movilidad de lo pasional con el movimiento de los alados.”

Galeno, Sobre las opiniones de Hipócrates y Platón.

“Zenón no pensaba que las pasiones fueran los juicios mismos, sino, más bien, las contracciones y expansiones, elevaciones y caídas del alma que los siguen.”

Diógenes Laercio.

“Las más generales de las pasiones (como dice…Zenón, en [el libro] Sobre las pasiones son de cuatro clases: dolor, temor, deseo, placer.”

Lactancio, Epítome de las instituciones divinas.

“Zenón, maestro de los estoicos, que alaba la virtud, consideró la misericordia…como una enfermedad del alma.”[4]

Estobeo, Églogas.

“Paréceles, en efecto, a Zenón y a los filósofos estoicos que le siguen que hay dos clases de hombres, la de los sabios y la de los ignorantes; que es propio de los sabios practicar las virtudes durante toda la vida, y de los ignorantes practicar los vicios. Por eso, a los unos les corresponde acertar siempre en todas las cosas que emprenden, y a los otros, equivocarse. Y el hombre sabio, aprovechando las experiencias de la vida en las cosas que realiza, todo lo hace bien, con sabiduría y templanza y conforme a las demás virtudes; el ignorante, por el contrario, [todo lo hace mal]. Y el sabio es grande, crecido, alto y poderoso. Grande, porque puede lograr las cosas que residen y están bajo su albedrío; crecido, porque está bien desarrollado en todas las direcciones; alto, porque participa en la elevación que corresponde a un varón noble y sabio; poderoso, porque conserva la fuerza que le ha tocado, y se hace invencible e inexpugnable. Por eso, ni es obligado por nadie ni a nadie obliga; no es impedido ni impide; no sufre violencia de nadie ni a nadie hace violencia; ni domina ni es dominado; no perjudica a nadie ni él mismo es perjudicado; no tropieza con los malos [ni hace que otro tropiece con ellos]; no es engañado ni engaña a otro, no miente ni ignora ni [nada] se le oculta, ni, en general, acoge lo falso. Es, en gran manera, feliz, afortunado, dichoso, rico, piadoso, amigo de los dioses, venerable, regio, apto para el mando militar, sociable, buen administrador de la casa y del dinero. Los ignorantes poseen todas [las] cualidades contrarias a éstas.”

Cicerón, Sobre el supremo bien y el supremo mal.

“Si la pobreza es un mal, ningún mendigo puede ser feliz, aunque sea sabio. Pero Zenón se atrevió a decir que éste no es sólo feliz, sino también rico.” [5]

Cicerón, En defensa de Murena.

“Todo delito es un crimen abominable y no delinquiría menos quien ahogara a un gallo sin necesidad que quien lo hiciera con su [propio] padre.”

Diógenes Laercio.

“Dicen que también fue el primero en haber dado nombre al deber y en haber elaborado un discurso sobre él.”

Estobeo, Églogas.

“Define, pues, el deber: consecuencia en la vida, que, llevada a la práctica, tiene justificación racional. Lo contrario [se llama] apartado del deber. Esto se extiende aun a la irracionalidad de los animales, pues también ellos actúan en cierto modo de acuerdo con su propia naturaleza. [Pero] en lo que atañe a los animales racionales, así lo define consecuencia en la vida.”

Sexto Empírico, Esbozos pirrónicos.

“Como en efecto, Zenón, el fundador de nuestra secta, dice en sus Diatribas en torno a la educación de los niños cosas parecidas, y también éstas: que no hay que separar a los niños de quienes no lo son ni a las mujeres de los varones; y que no hay cosas adecuadas para los niños y otras para quienes no lo son, ni cosas adecuadas para las mujeres y otras para los varones, sino que para todos son adecuadas y convenientes las mismas cosas.” [6]

Diógenes Laercio.

“Algunos [entre los cuales está el escéptico Casio], al atacar en muchos puntos a Zenón, dicen que éste, al comienzo de La República, expresa que la educación enciclopédica es inútil.” [7]

Plutarco, Sobre la fortuna o virtud de Alejandro.

“Y la muy admirada República de Zenón, fundador de la secta de los estoicos, se resume en este único punto capital: que no debemos ser ciudadanos de Estados y pueblos diferentes, separados todos por leyes particulares, sino que hemos de considerar a todos los hombres como paisanos y conciudadanos; que el modo de vida y el orden deben considerarse uno solo, como corresponde a una multitud que convive alimentada por una ley común. Esto lo escribió Zenón como un sueño o como una imagen del orden filosófico y del Estado ideal.”

Ateneo.

“Ponciano dice que Zenón de Citio considera a Eros como el dios de la amistad y de la libertad, el que procura la concordia y nada más. Por eso dice también en La República que Eros es un dios que reúne las condiciones capaces de salvar al Estado.” [8]

Plutarco, Sobre las contradicciones de los estoicos.

“Es asimismo doctrina de Zenón que no se deben levantar templos a los dioses, ya que un templo no tiene gran valor y santidad. Ninguna obra de arquitectos y artesanos vale gran cosa.”

Estobeo, Florilegio.

“Dice Zenón que las ciudades deben embellecerse no con monumentos conmemorativos, sino con las virtudes de sus habitantes.”

Diógenes Laercio.

“Sobre la moneda legal escribe [Zenón]: “No se debe acuñar moneda ni para el trueque ni para los viajes”.[9]

Séneca, Sobre la tranquilidad del espíritu.

“Pronto y dispuesto, sigo a Zenón, Cleantes y Crisipo, ninguno de los cuales se vinculó con la cosa pública, aunque ninguno [de ellos] dejó de recomendarla.”[10]

Estobeo, Florilegio.

“Contaba Zenón que Crates, sentado en una zapatería, estaba leyendo el Protréptico de Aristóteles, escrito por éste para Temisón, rey de Chipre, donde dice que ninguno tiene mejores disposiciones [que dicho rey] para la filosofía, pues posee grandes riquezas para gastarlas en ello y es además famoso. Y mientras el leía, el zapatero lo seguía al par que continuaba cosiendo. Y Crates exclamó: “Me parece, Filisco, que voy escribir un Protréptico dedicado a ti, pues veo que tú tienes mejores dotes para filosofar que aquellos para quienes escribió Aristóteles”.


[1] El lenguaje platónico, que plantea el dualismo dios-materia, no sólo es propio de Aecio y Diógenes Laercio, sino que se halla en el mismo Zenón discípulo del académico Polemón y lector desde su adolescencia, de los diálogos platónicos llevados a Citio, desde Atenas, por su padre Mnáseas. Este lenguaje dualista encubre, sin embargo, un pensamiento monista, ya que espíritu y materia son para el fundador del Pórtico, dos aspectos de una única realidad. Los cuatro elementos, que son los de Aristóteles y los de Empédocles, no son sin cuatro estados que asume la única materia, intrínsecamente movida por el principio activo (espíritu o dios). Cf. Calcidio, Comentario al Timeo.

[2] Los estoicos, como Diógenes e Hipón, opinan que el hijo nace sólo del esperma paterno; en cambio, Alcmeón, Parménides, Empédocles, Anaxágoras y Epicuro creen que nace también de la semilla materna.

(Joan, copio aquesta nota perquè la polèmica arriba fins al XVIII)

[3] Teofrasto y los peripatéticos en general, siguiendo a Aristóteles, consideran que toda virtud moral consiste en un término medio entre dos extremos opuestos. Esto quiere decir que toda virtud exagerada conduce al vicio, y tal idea, para Zenón, equivale a cortar los nervios de la virtud.

[4] Ésta es, sin duda, una de las valoraciones que más alejan la moral estoica de la enseñanza evangélica: “Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia”

[5] Zenón contrapone la riqueza interior a la riqueza externa, iniciando un tema que llegará a ser lugar común a la ascética cristiana, a partir de la enseñanza evangélica.

[6] Los estoicos antiguos no condenan la pederastia como contraria a la naturaleza, y tampoco la masturbación y otras formas de sexualidad que luego la moral cristiana considerará contra naturam.

[7] El rechazo de la educación enciclopédica (paideía) es todavía más radical en Epicuro.

[8] El estado ideal de Zenón, con su comunismo de bienes y de mujeres, se funda en Eros como dios de la solidaridad, pero a mismo tiempo-contradiciendo a Platón-como dios de la libertad. Ya Diógenes el cínico, al preguntársele cuál es la cosa más bella para los hombres, había respondido: “La libertad de palabra” (Dióg. Laercio). Por eso, el comunismo de Zenón no es autoritario y jerárquico, como el de Platón, sino “libertario”. Así lo ven muchos historiadores del anarquismo, como M. Nettlau, Esbozo de historia de las utopías, cap. 2.

[9] La prohibición de acuñar moneda se vincula con el comunismo de bienes que la hace inútil. El desprecio por el dinero es también herencia cínica. Diógenes Laercio refiere que Crates, el maestro de Zenón, “vendió su herencia, que pertenecía a una noble familia, obtuvo de ella alrededor de doscientos talentos y los distribuyó entre sus compatriotas”. Su verdadera patria –dice Diógenes Laercio- era la pobreza.

[10] Zenón y todos sus discípulos consideraban –al contrario de Epicuro- que el sabio no puede dejar de intervenir en los asuntos del Estado, pero tal vez por ser extranjeros en Atenas, ellos nunca actuaron allí políticamente.

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