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dijous, 22 d’agost del 2019

Karl Marx: "únicamente por medio de una revolución logrará la clase que derriba salir del cieno en que está hundida y volverse capaz de fundar la sociedad sobre nuevas bases" ( 1845)


1845
Karl Marx & Friedrich Engels
La ideología alemana
Crítica de la novísima filosofía alemana en las personas de sus representantes Feuerbach, B. Bauer y Stirner y del socialismo alemán en las de sus diferentes profetas.

Traducción al castellano de Wenceslao Roces. Primera edición en castellano : 1968 , Ediciones Pueblos Unidos (Montevideo). La paginación entre paréntesis que figura al final de cada cita se corresponde a la quinta edición en castellano: Ediciones Pueblos Unidos (Montevideo) y Ediciones Grijalbo S.A. ( Barcelona), 1974, 686 páginas.

Contexto: 

La ideología alemana constituye un paso muy importante en la elaboración de la concepción del mundo que nos proponen Marx y Engels.

En 1845 ambos autores habían dado grandes pasos adelante en el desarrollo de su concepción del mundo. Engels había publicado ya su obra “La situación de la clase obrera en Inglaterra” ( Barmen, 1845). Marx había escrito ya sus “Manuscritos de Paris” (1844).

En la primavera de 1845 Marx y Engels se encontraron en Bruselas y decidieron según Engels: “… elaborar en detalle y en las más diversas direcciones la nueva concepción que acababa de ser descubierta”. 

Unos años más tarde (1859) Marx escribió en Londres el prólogo a su “Contribución de la crítica de la economía política”.  En este prólogo Marx resume los hallazgos logrados por ambos, en la construcción de su concepción del mundo a la altura de 1845. Según él, ambos pretendían: “… desentrañar conjuntamente  el antagonismo entre nuestra concepción y la concepción ideológica de la filosofía alemana y en realidad, ajustar cuentas con nuestra conciencia filosófica anterior. Y el propósito se llevó a cabo bajo la forma de una crítica de la filosofía post-hegeliana”. 

Por diversas razones este trabajo conjunto no llegó a publicarse y el manuscrito, según cuenta Marx fue confiado a: “… la crítica roedora de los ratones, muy de buen grado, pues nuestro objetivo; esclarecer nuestras propias ideas, estaba ya conseguido”. [ Karl Marx, Prólogo de la “Contribución a la crítica de la Economía Política”, Obras escogidas de Marx y Engels en tres tomos, Moscú, Editorial Progreso, 1973, p. 519]

 “La ideología alemana” no sólo fue abandonado “ a los ratones” por Marx y Engels. Tras su muerte no fue publicado por la socialdemocracia alemana. La primera edición se produjo en Moscú en 1932 en el volumen V de la Primera Sección de la edición histórico-critica de las  Obras Completas, escritos y cartas de Marx y Engels (MEGA).

La selección de textos que se ofrece a continuación recoge solamente las referencias a la cuestión nacional y deben ser leídas, como el resto de los textos que se proponen en este dossier, como un anillo más de la cadena de desarrollo del pensamiento marxiano en relación al tema.

Edición italiana: Editori Riuniti, Roma, 1972.

“Las relaciones entre unas naciones y otras dependen de la extensión en que cada una de ellas haya desarrollado sus fuerzas productivas, la división del trabajo y el intercambio interior. Es éste un hecho generalmente reconocido. Pero, no sólo las relaciones entre una nación y otra, sino también toda la estructura interna de cada nación depende del grado de desarrollo de su producción y de su intercambio interior y exterior. Hasta dónde se han desarrollado las fuerzas productivas de una nación lo indica del modo más palpable el grado hasta el cual se ha desarrollado en ella la división del trabajo. Toda nueva fuerza productiva, cuando se trata de una simple extensión cuantitativa de fuerzas productivas ya conocidas con anterioridad ( como ocurre, por ejemplo, con la roturación de las tierras) trae como consecuencia un nuevo desarrollo de la división del trabajo.
La división del trabajo dentro de una nación se traduce, ante todo, en la separación del trabajo industrial y comercial con respecto al trabajo agrícola y, con ello, en la separación de la ciudad y del campo y en la contradicción de intereses entre una y otro.”( p. 20)

“De donde se desprende que todas las luchas que se libran dentro del Estado, la lucha entre la democracia, la aristocracia y la monarquía, la lucha por el derecho al sufragio, etc., no son sino las formas ilusorias bajo las que se ventilan las luchas reales entre las diversas clases (…). Y se desprende, asimismo, que toda clase que aspire a implantar su dominación, aunque ésta, como ocurre en el caso del proletariado, condiciones en absoluto la abolición de toda forma de la sociedad anterior y de toda dominación en general, tiene que empezar conquistando el poder político, para poder presentar su interés como el interés general, cosa a que en el primer momento se ve obligada” (p. 35)



“Para nosotros, el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que haya de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente. Por lo demás, la masa de los simples obreros – de la fuerza de trabajo excluida en masa del capital o de cualquier satisfacción, por limitada que sea – y, por tanto, la pérdida no puramente temporal de este mismo trabajo como fuente segura de vida, presupone, a través de la competencia, el mercado mundial. Por tanto, el proletariado sólo puede existir en un plano histórico-mundial, lo mismo que el comunismo, su acción, sólo puede llegar a cobrar realidad como existencia histórico-universal. Existencia histórico-universal de los individuos, es decir, existencia de los individuos directamente vinculada a la historia universal.
La forma de intercambio condicionada por las fuerzas de producción existentes en todas las fases históricas anteriores y que, a su vez, las condiciona es la sociedad civil, que como se desprende de lo anteriormente expuesto, tiene como premisa y como fundamento la familia simple y la familia compuesta, lo que suele llamarse la tribu, y cuya naturaleza queda precisada en páginas anteriores. Ya ello revela que esta sociedad civil es el verdadero hogar y escenario de toda la historia y cuán absurda resulta la concepción histórica anterior que, haciendo caso omiso de las relaciones reales, sólo mira, con su limitación, a las acciones resonantes de los jefes y del Estado. La sociedad civil abarca todo el intercambio material de los individuos, en una determinada fase de desarrollo de las fuerzas productivas. Abarca, toda la vida comercial e industrial de una fase y, en este sentido, trasciende de los límites del Estado y de la nación, si bien, por otra parte, tiene necesariamente que hacerse valer al exterior como nacionalidad y vista hacia el interior como Estado. El término sociedad civil apareció en el siglo XVIII, cuando las relaciones de propiedad se habían desprendido de los marcos de la comunidad antigua y medieval. La sociedad civil en cuanto tal sólo se desarrolla con la burguesía; sin embargo, la organización social se desarrolla directamente basándose en la producción y el intercambio, y que forma en todas las épocas la base del Estado y de toda supra-estructura idealista, se ha designado siempre con el mismo nombre.” (pp. 37-38)

Edición cubana, La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 1982.

“Cuanto más vayan extendiéndose, en el curso de esta evolución, los círculos concretos que influyen los unos en los otros, cuanto más vaya viéndose el primitivo aislamiento de las diversas nacionalidades destruido por el desarrollo del modo de producción, del intercambio y de la división del trabajo que ello hace surgir por vía natural entre las diversas naciones, tanto más va la historia convirtiéndose en historia universal, y así vemos que cuando, por ejemplo, se inventa hoy una máquina en Inglaterra, son lanzados a la calle incontables obreros en la India y en China y se estremece toda la forma de existencia de estos países, lo que quiere decir que aquella invención constituye un hecho histórico-universal; y vemos también cómo el azúcar y el café demuestran en el siglo XIX su significación histórico-universal por cuanto la escasez de estos productos, provocada por el sistema continental napoleónico, incitó a los alemanes a sublevarse contra Napoleón, estableciéndose con ello la base real para las gloriosas guerras de independencia de 1813. De donde se desprende que esta transformación de la historia en historia universal no constituye, ni mucho menos, un simple hecho abstracto de la “autoconciencia”, del espíritu universal o de cualquier otro espectro metafísico, sino un hecho perfectamente material y empíricamente comprobable, del que puede ofrecernos un testimonio probatorio cualquier individuo, con sólo marchar por la calle y detenerse, comer, beber y vestirse.
Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en toros términos, la clase que ejerce el poder materialen la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritualdominante. La clase que tiene a su disposición los medios de producción material dispone con ello, el mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente. Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales concebidas como ideas; por tanto las relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominantes son también las que confieren el papel dominante e sus ideas: los individuos que forman la clase dominante tienen también, entre otras cosas, la conciencia de ello y piensan en tono a ello; por eso, en cuanto dominan como clase y en cuanto determinan todo el ámbito de una época histórica, se comprende de suyo que lo hagan en toda su extensión y, por tanto, entre otras cosas, también como pensadores, como productores de ideas, que regulen la producción y la distribución de las ideas de su tiempo; y que sus ideas sean, por ello mismo, las ideas dominantes de su época.” (pp. 50-51)

“ La burguesía misma comienza a desarrollarse poco a poco con sus condiciones, se escinde luego, bajo la acción de la división del trabajo, en diferentes fracciones y, por último absorbe a todas las clases poseedores con que se había encontrado al nacer ( al paso que hace que la mayoría de la clase desposeída con que se encuentra y una parte de la clase poseedora anterior se desarrollen para formar una nueva clase, el proletariado), en la medida en que la propiedad anterior se convierte en capital industrial o comercial. Los diferentes individuos sólo forman una clase en cuanto se ven obligados a sostener una lucha común contra otra clase, pues por lo demás ellos mismos se enfrentan unos con otros, hostilmente, en el plano de la competencia. Y, de otra parte, la clase se sustantiva, a su vez, frente a los individuos que la forman, de tal modo que éstos se encuentran ya con sus condiciones de vida predestinadas, por así decirlo; se encuentran con que la clase les asigna su posición en la vida y, con ello, la trayectoria de su desarrollo personal; se ven absorbidos por ella. Es el mismo fenómeno que el de la absorción de los diferentes individuos por la división del trabajo, y para eliminarlo no hay otro camino que la abolición de la propiedad privada y del trabajo mismo. (pp. 60-61)

Edición portuguesa, 2004.

“La gran industria crea por doquier, en general, las mismas relaciones entre las clases de la sociedad, destruyendo con ello el carácter propio y peculiar de las distintas nacionalidades. Finalmente, mientras que la burguesía de cada nación sigue manteniendo sus intereses nacionales aparte, la gran industria ha creado una clase que en todas las naciones se mueve por el mismo interés y en la que ha quedado ya destruida toda nacionalidad; una clase que se ha desentendido realmente del todo viejo mundo y que, al mismo tiempo, se enfrenta a él. Ella hace imposible al obrero no sólo la relación con el capitalista, sino incluso la relación con el mismo trabajo.
Huelga decir que la gran industria no alcanza el mismo nivel de desarrollo en todas y cada una de las localidades del país. Sin embargo, esto no detiene el movimiento de clase del proletariado, ya que los proletarios engendrados por la gran industria se ponen a la cabeza de este movimiento y arrastran consigo a toda la masa, y puesto que los obreros eliminados por la gran industria se ven empujados por ésta a una situación de vida aun peor que la de los obreros de la gran industria misma. Y del mismo modo, los países en que se ha desarrollado una gran industria influyen sobre los países plus ou moins no industriales en la medida en que éstos se ven impulsados por el intercambio mundial a la lucha universal por la competencia. 
La competencia aísla a los individuos, no sólo a los burgueses, sino más aún a los proletarios, enfrentándoles a unos con otros, a pesar que los aglutine. De aquí que tenga que pasar largo tiempo antes de que estos individuos puedan agruparse, aparte de que para esta agrupación – si la misma no ha de ser puramente local- tiene que empezar por ofrecer la gran industria los medios necesarios, las grandes ciudades industriales y los medios de comunicación rápidos y baratos, razón por la cual sólo es posible vencer tras largas luchas a cualquier poder organizado que se enfrente a estos individuos aislados y que viven en condiciones que reproducen diariamente su aislamiento. Pedir lo contrario sería tanto como pedir que la competencia no existiera en esta determinada época histórica o que los individuos se quitaran de la cabeza aquellas relaciones sobre las que, como individuos aislados no tienen el menor control”. (pp. 69-70)

Edición uruguaya, Montevideo, Ediciones Pueblos Unidos, 1968.

"Resumiendo, obtenemos de la concepción de la historia que dejamos expuesta los siguientes resultados: 1.º En el desarrollo de las fuerzas productivas, se llega a una fase en la que surgen fuerzas productivas y medios de intercambio que, bajo las relaciones existentes, sólo pueden ser fuente de males, que no son ya tales fuerzas de producción, sino más bien fuerzas de destrucción ( maquinaria y dinero); y lo que se halla íntimamente relacionado con ello surge una clase condenada a soportar todos los inconvenientes de la sociedad sin gozar de sus ventajas, que se ve expulsada de la sociedad y obligada a colocarse en las más resuelta contraposición a todas las demás clases; una clase que forma la mayoría de todos los miembros de la sociedad y de la que nace la conciencia de que es necesaria una revolución radical, la conciencia comunista, conciencia que, naturalmente, puede llegar a formarse también entre las otras clases, al contemplar la posición en que se halla colocada ésta; 2.º que las condiciones en pueden emplearse determinadas fuerzas de producción son las condiciones de la dominación de una determinada clase en la sociedad, cuyo poder social, emanado de su riqueza, encuentra su expresión idealista- práctica en la forma de Estado imperante en cada caso, razón por la cual toda clase revolucionaria está necesariamente dirigida contra una clase, la que hasta ahora domina; 3.º que todas las anteriores revoluciones dejaron intacto el modo de actividad y sólo trataban de lograr otra distribución de esta actividad, una nueva distribución del trabajo entre las personas, al paso que la revolución comunista está dirigida contra el modo anterior de actividad, elimina el trabajo y suprime la dominación de las clases al acabar con las clases mismas, ya que esta revolución es llevada a cabo por la clase a la que la sociedad no considera como tal, no reconoce como clase y que expresa ya de por sí la disolución de todas las clases, nacionalidades, etc., dentro de la actual sociedad; y 4.º que tanto para engendrar en masa esta conciencia comunista como para llevar adelante la cosa misma, es necesaria una transformación en masa de los hombres, que sólo podrá conseguirse mediante un movimiento práctico, mediante la revolución; y que, por consiguiente, la revolución no sólo es necesaria porque la clase dominante no puede ser derrocada de otro modo, sino también porque únicamente por medio de una revolución logrará la clase que derriba salir del cieno en que está hundida y volverse capaz de fundar la sociedad sobre nuevas bases. ( pp. 81-82)".

Edición española reciente. Madrid, Editorial Akal, 2014.