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divendres, 28 d’agost del 2009

Diálogo estival entre Traverso y Miras a propósito de Nicolai Nartmann


29 Jul 2009

Querido Pep:

Estoy leyendo un libro que, probablemente te puede interesar, La filosofía del idealismo alemán, de Nicolai Hartmann.

El primer tomo: Los epígonos de kant, descomposición o mala interpretación de Kant, luego, Fichte, luego Schelling,luego los románticos - Holderlin, Novalis...acaba en Schlaiermacher- El segundo tomo es Hegel -500 p-. Dice que la lógica de Hegel es una ontología.

El libro está traducido, bien, en Ed Sudamericana y está en facultades universitarias. Me lo recomendó hace años, muchos, Manuel Ballestero, marxista hegeliano, con conocimiento de causa. Me ha servido ya -ahora estoy entrando en Hegel, en el segundo vol- para saber qué partes de Fichte y Schelling son la génesis de nuestra praxeología.

De Schelling su Sistema del idealismo trascendental (1801), y no su filosofía de la naturaleza, posterior. De Fichte su Doctrina de la Ciencia en la elaboración de 1794 y sus introducciones a la misma de 1797 (se encuentran en libro de lance), no su metafísica absoluta teológica posterior, editada con el mismo título como reescritura del texto, etc.

Por cierto en castellano la traducción actual de Fichte no es la que nos interesa, se ha traducido en Akal la reelaboración de 1811, teológica. Sí hay una edición de Aguilar 1975 que es la de 1794, pero yo no la he pillado...

Bueno estas son las noticias que quería comentarte.Seguimos a la vuelta de mis vacaciones. Un abrazo

Joaquín

29 de julio 2009,

Querido Joaquín, sí que me interesa y mucho el libro de Hartmann, pero ¿está al alcance de la gente? ¿Tú lo has adquirido en alguna librería?. Dime algo si no te has ido de vacaciones.

Estos días he "hablado" con frecuencia con Joan a propósito del estoicismo tardío, no sé si metí un poco la gamba pues hubo una especie de respuesta de Florence Gauthier al respecto sin que le faltara razón en lo que planteaba.

He leido por tanto, últimamente, Epicteto y Marco Aurelio. Ahora he entrado en Cicerón.

Joan me dijo que le habías regalado el de finibus (¿es este el nombre latino?) y se nota la diferencia, ha subido el nivel, estoy en el primer libro impresionado por la prosa ciceroniana.
Me gustaría escribir algo sobre la Grecia clásica, tal como la ha visto C. Castoriadis, ya veremos si el calor lo permite.

Abrazos

Pep Traverso

21 de agosto de 2009

Querido Pep:

Hasta que he vuelto de vacaciones no he podido leer tu mensaje. He estado en un lugar donde no hay internet y ni tan siquiera hay posibilidad de hablar por teléfono móvil. En lo que hace al libro de Hartmann, yo tengo fotocopia de los dos volúmenes, y te los puedo pasar cuando vengas por aquí. En propia mano o a través de Joan.

Es un libro muy interesante, porque permite ver cuál es la línea de formación de Hegel. Desde Kant, que no es trabajado, pero del que se parte y que es el que da el giro de el Yo y lo estatuye como el centro del filosofar hasta Hegel con el trabajo de Fichte, por medio, que sirve para eliminar los trascendentales kantianos del yo y hacerlo resultado de la actividad. repito que el libro es muy útil. Hay tres problemas que hay que tener en cuenta. Él dice que Hegel siempre tuvo preocupaciones teológicas -y en consecuencia interpreta muchas cosas en esa dirección-. Lukcas dice que eso es un embuste inventado por Dilthey (yo, la verdad, no sé ver la teología en lo que llevo leído de la Fenomenología, pero podría ser algo de su obra Lógica) . Hartmann dice que Hegel es heredero del romanticismo además del idealismo. Lukacs dice que eso es otra falsificación del siglo XlX. Aquí sí me atrevo a decir que yo no lo veo tampoco, a tenor de las ideas que Hartmann explica de los románticos - L dice que la interpretación de Holderlin como romántico es una superchería-. Hartmann dice que Hegel es un crítico duro pero ecuánime de la ilustración -en un punto dice que la I fue una "rebelión de esclavos"- Luckacs dice que Hegel es heredero directo de la misma. Ambos sitúan que Hegel fue capaz de rescatar todo el legado filosófico y utilizarlo; eso creo que va a misa al menos con Aristóteles. Su teoría del estado es una radicalización de la de por sí radical de Aristóteles: sobre el que el ser humano es zoom politikon y que si cambia la constitución cambia la polis. Para Aristótels, como para los aristotélicos y para Hegel, el orden social es resultado de la ley constitucional, ésta no es algo que vigile un orden ya existente, sino que constituye la totalidad de las relaciones sociales, ordena la sociedad civil la vida diaria del cives conforme a los principios aceptados por todos-en una determinada correlación de fuerzas añadiríamos nosotros- crea y ordena la sociedad civil. Hegel añade la conciencia radical de historicidad y plasticidad humana. Dos consecuencias: para Hegel el estado no es eterno por naturaleza, pero sí es "eterno" porque no hay sociedad, no hay "tribu" u horda humana que no tenga asumidos y preservados principios normativos -institucionalizados como saber social a respetar y hacer respetar- que permiten su reproducción y que son aceptados por todos. Esa es su idea -poca broma- de constitución- históricamente cambiante. Que puede ser en su momento justificada heterónomamente -el dios de Israel ordena que..."-.

La constitución tal como la entendemos actualmente es para Hegel algo que debe estar concorde con los otros items de la constitución de una sociedad -con el espíritu objetivo, en su lenguaje: el conjunto de saberes civilizatorios que nos permiten producir y reproducir la sociedad y la vida mediante nuestra praxis-; y si no lo está, su ejemplo es la constitución que Napoleón otorga a España -Bayona- que es rechazada por el mundo de la insurrección social y guerrillera.

Otro item: liquida -al igual que todos los verdaderos aristotélicos- las debilidades del contractualismo. El estado no es consecuencia de unas voluntades individuales previas que desde sus capacidades previas se enajenan y acceden a ser representados. El Estado, ordenador de la sociedad y del resto de las objetivaciones de la cultura material de la que forma parte, es el que en esa distribución histórica constituye, mediante la redistribución material ordenada, los derechos y libertades concretos que instaura, las capacidades y facultades de cada individuo, el grado de poder y soberanía, -la eticidad histórica- de cada sujeto individual las cuales no preexisten a la sociedad y son genéticamente producidas por el orden social existente, por las relaciones sociales imperantes que el estado estatuye. Por todo esto, está muy cerca de los aristotélicos, repito, de las ideas p. e.de Vitoria, todos los cuales no caen en el contractualismo -la sociedad civil es consecuencia del estado-. Les falta a estos la negación radical dela naturaleza, para ellos el estado y la filosofía deben descubrir y aplicar las normas que la naturaleza dicta a la razón humana para así orientar la vida humana. Para Hegel, idealista no hay naturaleza, la naturaleza la pone el hombre -la humana al menos, también la "otra": siempre van por el filo de la navaja de decir algo genial al respecto como: la ciencia con la que estudiamos la naturaleza física es una producción humana, un acto poderosísimo de la imaginación humana que da razón de... y una chorrada: la naturaleza es producto del espíritu (antes Vico dijo algo interesante: solo existen las ciencias del ser humano, pues solo podemos conocer aquello que hacemos creamos; solo dios podría hacer ciencia de la naturaleza en consecuencia: se planteaba un determinado saber que no es el mismo que el de las ciencias, el de la praxis- . Corto. Muy interesante la explicación sobre el espíritu objetivo de Hartmann.

No sé si tienes plan de trabajo al respecto. Yo que voy a leer ahora después de acabar con un texto breve de Fichte Introducción a la teoría de la ciencia (1934, se encuentra en Iberlibro ( trad de Gaos) que es su explicación para neófitos de sus teorías de 1794), el libro de Lukacs, luego, antes de continuar con el capítulo 6 de la Fenomenología del esp, pienso volver a leer su prologo y el cpa 5. como ves, estamos cumpliendo a rajatabla el programa de Lenin sobre el marxismo pensamiento político francés, idealismo filosofico alemán. Además se trata en la medida de lo posible de hacer la ruta absorbiendo todo lo que ellos no pudieron absorber: nuestro conocimiento sobre la RF es mejor, etc. Tras esto espero ir ya a Gramsci y Vigotski -otro hegelo-marxista; la zona de desarrollo próximo es una conclusión del espíritu objetivo-.

Sobre lo que he leído de Hartmann redacté un texto de 20 folios estando en Cantabria, para cumplir con la palabra dada a Salvador, pero fui capaz de borrarlo sin darme cuenta; casi me como la mesa. Vuelvo al texto de Hartmann. A pesar de lo quete he señalado como crítico, creo que es un libro muy útil y no perderás el tiempo leyéndolo. Respecto del libro de Cicerón, el título suele ser en castellano Del supremo bien y del supremo mal -Gredos, pe-. Es la opinión de Cicerón sobre filosofía. Como sabes él estudió en Atenas. El resumen que hace del estoicismo y lo pone en boca de Catón -son diálogos estilo Platón- es el texto que usaban los estudiantes franceses en su preuniversitario para conocer las ideas estoicas. He leído no sé dónde que gracias a este resumen se pudo conocer cosas del estoicismo que no se hubieran podido saber. el libro es fácil de leer y muy interesante. Le envío copia a Joan. Un abrazo

Joaquín

divendres, 4 de juliol del 2008

Filosofar sobre la experiencia de la práctica de la vida.

-El programa de la tradición filosófica clásica griega-

Un misatge d'en Joaquín Miras

Joan:

he leído el texto de tu blog. Habla en realidad de dos filósofos, de Epicuro y de Aristóteles: los capítulos 8 y 9 de la Etica a Nicómaco sobre la amistad. Tienes razón: tu amigo Joaquín confía más en esas filosofías que en las sicologías clínicas. De hecho en esas filosofías la palabra cerapein –therapein-, el verbo therapeuo es constantemente usado: con el sentido de tener cuidado de uno, de cuidar de uno mismo; de hecho therapaina quiere decir servidora o criada, la que cuida y Epicuro, cuando habla del deseo habla del cuidado del deseo -hay un libro de Marta Nussbaum sobre esas escuelas que se titula terapias del deseo, lo tengo pero no lo he leído, se me hizo menos apremiante tras leer a Hadot-.

La felicidad que recogen esos poemas y canciones que citas, ese concepto, sí es, como tú percibes, la continuidad de una tradición que se ha estado transmitiendo y defendiendo siglo tras siglo: los epicúreos, como Luis de León -ese es el secreto de su mejor poesía: La vida retirada, o el poema a su amigo Juan Grial, o el poema a la música- como Garcilaso, que no era muy allá como poeta, pero ahí tiene un carpe diem -aprovecha el instante-, de influencia de Ausonio un epicúreo, y Garcilaso, como Luis de León era lector de Epicuro y Lucrecio y ambos leían también al epicúreo Horacio.

Esta influencia está en otros muchos –me acabo de acordar de otro poema sobre los mismo mucho más potente, de Góngora-. En Francia es el gran poeta Ronsard un poeta del epicureismo, y seguro que hay muchos otros `poetas franceses epicúreos que no conozco, pero que sí conocen esos poetas franceses que tú citas. Por cierto que me acabo de encargar un libro de Quevedo que se titula Defensa del epicureísmo contra la común opinión.

Pero además en tu blog está esa cita de la Odisea. Yo leí la Odisea después de leer la Iliada. Tuve la suerte de que hubiese un trozo de la Iliada en el libro de reválida de bachillerato –una antología de textos- y leí ahí el diálogo de Héctor con Andrómana. Tres años después me lo compré porque no pude olvidarlo –y mi hijo se llama Héctor, claro-. Pero a parte de ese diálogo que está en el canto 6, me encontré con un extraño amor a la vida y al mundo. El amor a la vida y el reconocimiento de la fragilidad de la vida, que es lo único que tenemos los mortales, se ve en los comentarios del narrador ante las muertes terribles de los individuos en las batallas: se pierde la dulce vida que es lo único que se tiene, y en muchos diálogos. También amor a lo que han hecho las manos de los hombres; de pronto se pone a contar lo hermosa que era una copa de barro, o un cántaro, o lo hermosas que eran las grabaciones que llevaba un bastón , o las de unas grevas de estaño para las pantorrillas y el gusto por el disfrute de las cosas.

Me di cuenta, gracias a eso, que una abuela mía era así: Tenía una cocina de gas sin quemadores, el fuego salía a chorro. Una vez que le pregunté: ¿y ese fuego? Me dijo: ¿ves tú que hermoso?. Bebía un vaso de agua y decía, de corazón, qué rica, y cuando salía el chorro del grifo de cobre, me decía, ¿ves tú qué hermosa?. Recuerdo que una vez le señalé una bombilla encendida, a la que le faltaba pantalla porque le quería preguntar por qué no tenía pantalla –no lo encontraba yo bien, eso- pero solo le dije: ¿y esa bombilla?. Me respondió: ves tú que luz tan hermosa da?. O sea, el mundo estaba lleno de cosas hermosas, que se podían disfrutar y admirar, de inmediato. Y esto me lo volví a encontrar en la Iliada y luego en estas filosofías. Eso a parte de Héctor, que tiene la grandeza de saber mirar a la adversidad, y saber que su mundo está perdido, pero no por eso dejar de luchar.

Luego olvidé bastantes de estas cosas por años: cuesta mucho aprender toda esta sabiduría, pero está en esa tradición griega, desde los textos más antiguos: ese jardín de frutales de la Odisea, que pone olvido del oro y del cetro por decirlo con Luis de león. Como ves, el texto de tu blog es muy hermoso: muy evocador de cosas. Gracias.

dimecres, 9 d’abril del 2008

El debate que impone el relativismo epistemológico.

Joaquin Miras

31 de marzo de 2008

Joan; los dos puntos del debate que siempre impone el relativismo epistemológico son:

  • 1)Si es posible conocer lo que decían los antiguos o hacemos proyecciones e interpretaciones desde nuestras expectativas,
  • 2) Si tiene valor sustantivo el saber antiguo

El primer punto a señalar es que la respuesta negativa a la primera pregunta niega también, como consecuencia, cualquier tipo de comunicación, no solo la comunicación con el discurso escrito hace ya mucho tiempo de personas ya muertas, sino también el discurso oral y presente entre seres vivos, porque lo que se pone en duda es la facultad de comprender que existe algo que es un intento de comunicar. Es decir, se pone en duda que podamos saber que hay cosas que no conocemos y sobre las que podemos ser informados, a pesar de que no sabemos ni que existen, y que existen instrumentos que posibilitan comunicación, esto es que ciertos ruidos no son tal, sino códigos manejados por otros que tiene la intención voluntaria de comunicar y que de entrada tampoco sabemos que existen al menos como recién nacidos. Esta situación es la misma en todos los casos de comunicación

Ellos, los relativistas, en cambio, tienen la pretensión de que la propia afirmación negativa de ellos puede ser entendida por nosotros.

La afirmación de cualquier posibilidad de comunicación parte ya del hecho mismo de que somos capaces de reconocer que “eso” es un trozo de comunicación, sea “eso” Aristóteles o aquello que mueve el interés del niño de tres semanas por saber qué le “quiere” decir su madre; si el niño o el lector no pensara de alguna forma que “eso” es algo mediante lo cual alguien le quiere decir algo y que al otro lado hay intención comunicativa, no se tomaría la molestia de tratar de desentrañar lo que le dicen ni de aprender el lenguaje, porque no sabría para qué sirve.

Para saber que el lenguaje conviene aprenderlo hay que saber “previamente” para qué sirve y aquí viene la agudeza de Platón: ya sabíamos lo que era el lenguaje en la otra vida, el lenguaje se sabe antes de nacer, las matemáticas se saben antes de saber matemáticas porque, si no, no las entenderíamos: el esclavo sabe hacer teoremas con una breve ayuda porque tiene las mates ya dentro de sí aún sin haber ido a la escuela. Por eso niño recién nacido y esclavo, puede sentir que “les interesa saber qué le dicen” porque saben que algo dicen, aun sin saber la lengua ni las mates…Aquí lo que diga la neurociencia.

Sobre su valor sustantivo y su permanencia, el ejemplo de la ciencia es bueno. Los teoremas matemáticos: Tales, Pitágoras o el numero pi como resultado de dividir la longitud de la circunferencia por el diámetro. Primero: son ideas, porque la ciencia son ideas y no poseen distinto estatuto epistemológico, si se comprenden, se comprenden de la misma forma que cualquier otra idea Dos: se comprende y entendemos lo que dicen no proyectamos nuestras ideas. Tres las utilizamos ahora porque responden a realidades que explican de la forma adecuada, de forma universal y universalizada "para todas las circunferencias". También entendemos correctamente otras ideas que no nos son útiles porque son falsas: los mitos religiosos de la antigüedad judía por ejemplo

Las ideas que nos explican los textos son universalizables y universales, como la idea del teorema de Pitágoras. El pensamiento clásico: es un esfuerzo científico y filosófico. Filosofía sustituye a la religión para saber reflexionar sobre cómo vivir y ser feliz, etc. Interpela a la experiencia y reflexiona como saber segundo sobre ella…sin dios ni dogmas: es algo que solo surge porque el mundo de la laicidad se ha desarrollado extremamente. Hay que pensar como debe ser la vida digna del hombre sin que lo explique los sacerdotes Ciencia: que se nos diga que el hombre es por naturaleza animal social es un hallazgo o saber sustantivo y es universal. Es científico porque repudia como explicación los principios no inmanentes al ser humano: no hay dioses como respuesta. Busca `pruebas, debate etc. Y desarrolla la socialidad, etc., etc. Que se nos diga que el ser humano es praxis que lo hace todo por sus manos, praxis social, división del trabajo etc.: es grande esa idea, que es de ellos y es universal y universalizable.

Desde luego, las ideas que nos llegan de la clasicidad son saberes potentes, universales, sometidos a control crítico, no ”sapienciales” intocables: no como los del talmud, el evangelio –“palabra de dios”- los suras. Por el contrario, están sometidos a control racional Y nos llegan en tradiciones/ con tradiciones interpretativas (ahora sobre todo, que hemos sido capaces de leer (comunicarnos con) textos de su escuela en que se hacían interpretaciones, etc : el continuum civilizatorio humano. Todas estas cosas ayudan y mejoran la comprensión de los textos clásicos –filología- Pero la previa es aceptar si podemos “comunicar” o no es posible. Y si no fueran saberes explicativos que son verdaderos, no nos interpelarían: nos interpelan porque son tan verdad como el teorema de Thales.

Se podría tratar de explicar por qué surgieron ahí estos saberes, esta alta autoconciencia de la civilidad, politicidad, socialidad etc., humanas. Pero esto es otra cosa: es explicar la génesis desde los contextos genéticos históricos. Es una cuarta cuestión:

4- Estos saberes proceden de mundos donde la experiencia de socialidad era muy fuerte y para contar con todos como fuerza bruta había que contar con la voluntad de todos, donde la religión había sido batida, y no había sacerdotes –eran una anécdota sin poder hierocrático- donde la ciencia era un valor sustativo: Aristóteles recogía y analizaba decenas de constituciones, estudia la economía…pero esto es ya ir a los contextos genéticos que dan razón de su validez… es un número. El hecho de que aparezcan en una época y luego, posteriormente, todo sea peor etc., debe ser explicado, pero lo sea o no, hay que aceptar la validez de esas ideas... si nos interpelan. Estos son los argumentos, en resumen. Se añade luego lo del desarrollo del cerebro, el constructivismo, etc.

Un diálogo con Joaquín Miras sobre relativismo epistemológico.

Hace un par de domingos iniciamos con Joaquín un diálogo sobre nuestras posibilidades de comprender como una traditio tan antigua como la republicana, ha sido captada o entendida en cada época histórica y por cada clase. Mi planteamiento previo era que cada época se apropia de la traditio, según las condiciones de la época, según los problemas a los que se enfrentan, y que además ello depende también de las diversas clases que se apropian de la misma, de sus intereses.

De hecho, es curioso encontrar en Aristóteles temáticas y argumentos que podemos encontrar, por ejemplo, en textos republicanos y en peticiones campesinas francesas del siglo XVIII. ¿Las continuidades temáticas señalan continuidades civilizatorias? ¿Señalan quizás que existen elementos permanentes en la mente humana que dan respuestas similares a problemas similares, o que al menos piensan los problemas con categorías que gozan de gran continuidad? ¿Existen arquetipos más o menos permanentes a través de la historia humana? Probablemente sí, si tenemos en cuenta que desde el Neolítico hasta la revolución industrial, la humanidad ha vivido básicamente en sociedades mayoritariamente rurales, con mayorías sociales campesinas. Es decir, en condiciones sociales y con culturas morales y materiales muy similares.

Es cierto que tanto las formas de tenencia de la tierra, como las formas en que las clases dominantes han secuestrado los excedentes producidos, como las diversas formaciones sociales y las formas de poder político y las clases y sus relaciones recíprocas han evolucionado en los dos milenios y medio que separan estos textos de Aristóteles de los autores del siglo XVIII. Pero ciertamente, las temáticas permanecen, los argumentos y los tópicos se transmitieron de generación en generación. De la mano de Marc Bloch, por ejemplo, podemos conocer algunas de las continuidades del pensamiento campesino del territorio que conocemos como Francia entre el bajo imperio romano y el siglo XVIII. En las peticiones campesinas en tiempo de revolución recopiladas por G. Lefebvre o por Anatoli Ado, podemos encontrar también algunas de estas sorprendentes continuidades.

Si son posibles tales continuidades, no debe extrañarnos de que, cuando en el siglo XIII, por obra de Alberto Magno o de Tomás de Aquino, se realiza la recuperación occidental del pensamiento aristotélico, las categorías temáticas, y los repertorios de argumentos pudieron ser recuperados sin mayores dificultades y aplicados a nuevas realidades. Así a través de una cadena absolutamente increíble el aristotelismo pudo asegurar una continuidad de autores y de políticos que aseguraron su presencia hasta los autores ius-naturalistas del siglo XVII y XVIII.

Sin embargo, por mi parte yo expresaba que más allá de estas continuidades parece realmente difícil saber hasta que punto podemos conocer realmente aquello que los textos pretendían comunicar. ¿ No es cierto que leemos estos textos desde situaciones absolutamente distintas y que por tanto, las palabras han podido cambiar de significado?

Por su parte Joaquín insistía sobre la continuidad del acerbo común de la humanidad y sobre la posibilidad de dialogar con los autores de la antigüedad, criticando las posiciones del relativismo epistemológico.

Fruto de este diálogo, Joaquín me regaló el pequeño escrito que publico a continuación, con la finalidad de socializarlo un poquito y de continuar este diálogo con la participación de algún amigo más. Se notará que el estilo es un poco provisional, simplemente le sirve a Joaquín para resumir y para poner en orden lo dicho durante la conversación.