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dimecres, 9 d’abril del 2008

Un diálogo con Joaquín Miras sobre relativismo epistemológico.

Hace un par de domingos iniciamos con Joaquín un diálogo sobre nuestras posibilidades de comprender como una traditio tan antigua como la republicana, ha sido captada o entendida en cada época histórica y por cada clase. Mi planteamiento previo era que cada época se apropia de la traditio, según las condiciones de la época, según los problemas a los que se enfrentan, y que además ello depende también de las diversas clases que se apropian de la misma, de sus intereses.

De hecho, es curioso encontrar en Aristóteles temáticas y argumentos que podemos encontrar, por ejemplo, en textos republicanos y en peticiones campesinas francesas del siglo XVIII. ¿Las continuidades temáticas señalan continuidades civilizatorias? ¿Señalan quizás que existen elementos permanentes en la mente humana que dan respuestas similares a problemas similares, o que al menos piensan los problemas con categorías que gozan de gran continuidad? ¿Existen arquetipos más o menos permanentes a través de la historia humana? Probablemente sí, si tenemos en cuenta que desde el Neolítico hasta la revolución industrial, la humanidad ha vivido básicamente en sociedades mayoritariamente rurales, con mayorías sociales campesinas. Es decir, en condiciones sociales y con culturas morales y materiales muy similares.

Es cierto que tanto las formas de tenencia de la tierra, como las formas en que las clases dominantes han secuestrado los excedentes producidos, como las diversas formaciones sociales y las formas de poder político y las clases y sus relaciones recíprocas han evolucionado en los dos milenios y medio que separan estos textos de Aristóteles de los autores del siglo XVIII. Pero ciertamente, las temáticas permanecen, los argumentos y los tópicos se transmitieron de generación en generación. De la mano de Marc Bloch, por ejemplo, podemos conocer algunas de las continuidades del pensamiento campesino del territorio que conocemos como Francia entre el bajo imperio romano y el siglo XVIII. En las peticiones campesinas en tiempo de revolución recopiladas por G. Lefebvre o por Anatoli Ado, podemos encontrar también algunas de estas sorprendentes continuidades.

Si son posibles tales continuidades, no debe extrañarnos de que, cuando en el siglo XIII, por obra de Alberto Magno o de Tomás de Aquino, se realiza la recuperación occidental del pensamiento aristotélico, las categorías temáticas, y los repertorios de argumentos pudieron ser recuperados sin mayores dificultades y aplicados a nuevas realidades. Así a través de una cadena absolutamente increíble el aristotelismo pudo asegurar una continuidad de autores y de políticos que aseguraron su presencia hasta los autores ius-naturalistas del siglo XVII y XVIII.

Sin embargo, por mi parte yo expresaba que más allá de estas continuidades parece realmente difícil saber hasta que punto podemos conocer realmente aquello que los textos pretendían comunicar. ¿ No es cierto que leemos estos textos desde situaciones absolutamente distintas y que por tanto, las palabras han podido cambiar de significado?

Por su parte Joaquín insistía sobre la continuidad del acerbo común de la humanidad y sobre la posibilidad de dialogar con los autores de la antigüedad, criticando las posiciones del relativismo epistemológico.

Fruto de este diálogo, Joaquín me regaló el pequeño escrito que publico a continuación, con la finalidad de socializarlo un poquito y de continuar este diálogo con la participación de algún amigo más. Se notará que el estilo es un poco provisional, simplemente le sirve a Joaquín para resumir y para poner en orden lo dicho durante la conversación.